El valle de Jovel ofreció la situación ideal, el clima templado y la estratégica ubicación, para que Diego de Mazariegos fundara en 1528 la Ciudad Real de Chiapa. En el actual Centro Histórico de San Cristóbal de Las Casas convergen tejados, patios floridos, balcones esquinados, fachadas barrocas, construcciones de estilo neoclásico y mudéjar, artesanía colorida, cocina exquisita, ceremonias, procesiones, fiestas populares, antiguas leyendas.
Alrededor de su plaza se encuentran la catedral de fachada barroca, el neoclásico palacio municipal, los portales, la iglesia de San Nicolás, con el estilo que más identifica a la arquitectura religiosa colonial de Chiapas y la Casa de la Sirena con fachada de inspiración plateresca del siglo XVI. Especialmente interesante es el conjunto formado por el convento dominico y el templo de La Caridad. La iglesia de Santo Domingo es obra cumbre del barroco
centroamericano y mexicano, tanto por su fachada de argamasa como por el conjunto de retablos y púlpito dorados de su interior. La Caridad destaca por su suntuoso retablo barroco. Barrocos son también los retablos de San Francisco, mientras que El Carmen luce una torre mudéjar única en México. Muchos otros edificios de interés hay en la ciudad que se caracteriza por poseer un cuantioso inventario de casonas de estilo neoclásico inspiradas en el renacentista tratado de Vignola.
Además de su invaluable patrimonio de arte y tradición, la ciudad es un escenario literario que ha emocionado a poetas y narradores provenientes de varias partes del mundo. La ciudad ha sido retratada por el talento de Graham Greene, Max Aub, Rosario Castellanos, Eraclio Zepeda, Jesús Morales Bermúdez, Jaime Sabines, Efraín Bartolomé, entre otros notables escritores.
Amatenango del Valle
El pueblo de las alfareras, llamado en su lengua Tz'ontajal, se localiza sobre una pequeña elevación que domina un fértil valle cubierto de cultivos, a 35 kilómetros de San Cristóbal de Las Casas.
La iglesia colonial franciscana domina al caserío tradicional y a las huertas de esta comunidad tzeltal, célebre por las grandiosas piezas de barro que las artesanas modelan a mano y luego cuecen con leña a cielo abierto, que evidencia con esta técnica un fuerte ascendente prehispánico. Ollas, cántaros, tinajas, macetas y algunas figuras zoomorfas son los productos más representativos de esta antigua tradición que evoca, en el acto de mezclar tierra y agua, modelar el barro, secarlo y quemarlo, el primigenio acto de la creación en la cosmovisión maya.
Huixtán
Pueblo tzeltal donde, según cuenta la leyenda, la aparición de la Virgen de La Caridad fue determinante para el triunfo de Ios sancristobalenses contra los tzeltales levantados en armas en 1712. Es un apreciable conjunto de arquitectura vernácula, sobre el que destaca la iglesia colonial de San Miguel que con su sobria fachada con espadaña y techumbre de madera y teja es prototípica de las llamadas "iglesias de pueblos de indios", características del paisaje cultural de los Altos de Chiapas.
Toniná
A 85 kilómetros de San Cristóbal de Las Casas, Toniná es un espacio sagrado constituido por una montaña artificial de siete plataformas. Al sitio se accede por la cancha del juego de pelota de Ios prisioneros, una de las mayores de su tiempo, situada en la gran plataforma, donde también se yergue el altar de los sacrificios. El Palacio del Inframundo se esconde en la tercera plataforma, mientras que en la cuarta se halla el Palacio de las Grecas y la Guerra.
Sobre el talud de la sexta plataforma se ubica el mural de los Cuatro Soles, una especie de códice hecho en estuco que representa el mito de las cuatro eras cosmogónicas por las que atraviesa el mundo. En él, los soles de cada cielo están representados por cabezas humanas que caen. Sobresaliente es la representación del dios de la muerte que sostiene en sus manos la cabeza de un decapitado.
También en la sexta plataforma está el Templo del Monstruo de la Tierra, con la representación en estuco del monstruo devorando una esfera solar de piedra. Este templo está orientado de acuerdo con los solsticios de invierno y primavera. Por último, sobre la séptima plataforma se levantan los templos de los Prisioneros y el del Espejo Humeante, el principal en el punto más elevado del conjunto, el más alto de Mesoamérica. La visita a Toniná se completa con el estupendo Museo de Sitio inaugurado en 2000.
Oxchuc
Pueblo tzeltal con dos monumentos de interés de arquitectura colonial: la iglesia de Santo Tomás, ubicada en la plaza principal, acompañada por capillas posas en su atrio y la iglesia del Calvario sobre una de las colinas a las afueras. En sus cercanías se encuentra la Cascada de Mesbiljá o del Corralito, que marca e. nacimiento del Jataté, en medio de una extensa vegetación.
San Martín Abasolo
El pequeño poblado tzeltal de San Martín Abasolo posee una pequeña y sencilla iglesia, antigua visita del convento dominico de San Jacinto de Ocosingo junto
una ceiba sagrada, marcando la fusión del la religiosidad prehispánica y la colonial.
Ocosingo
La ciudad de Ocosingo, importante escenario de la historia más reciente, rodeada hoy por una región ganadera con hermosos bosques y paisajes fluviales como Ios de la orilla del alto Jataté conserva dos testimonios de la época colonial, una caja de agua de planta hexagonal y la iglesia de San Jacinto, sede del convento dominico que administraba Yajalón, San Martín Abasolo y otros poblados de la región tzeltal, que constituyen todavía hoy una zona de fuerte homogeneidad cultural expresada en la lengua indígena más hablada de Chiapas.
Cascadas de Agua Azul
El azul añil del agua, el verde de la vegetación, la brisa constante y el sonido acuático incesante contribuyen a hacer de este lugar, situado a 159 kilómetros de San Cristóbal de Las Casas, uno de los más espectaculares e inolvidables de México.
El río Agua Azul desciende su lecho calizo en escalones formando una serie de impresionantes cascadas que crean albercas naturales contenidas por diques calcáreos, los llamados "gours" en la terminología geológica. La carretera conduce al sitio donde se ubican los modestos servicios con los que cuenta. Los visitantes intrépidos pueden alcanzar, con la ayuda de guías locales, otras cascadas todavía más espectaculares, pues la escalera continúa aguas abajo hasta que el río se precipita al Tulijá, formando una de las más bellas cortinas de agua.
Su color se debe al lecho calizo, sólo perceptible en épocas de seca; en la de lluvia la espectacularidad no disminuye pues es cuando aumenta el volumen hídrico.
El Tulijá, afluente del Grijalva, es uno de los principales ríos del norte de Chiapas. Su paso está marcado por su intenso color turquesa y por la presencia de deliciosas albercas naturales y saltos pintorescos, que salvan los desniveles del terreno en el camino al mar.
La intrincada red hidrológica de Chiapas combinada con una topografía sumamente accidentada le otorga al estado el privilegio de tener más caídas de agua que ningún otro, aunque las de Agua Azul son las más accesibles y conocidas, el viajero sensible a la belleza acuática, encontrará prodigiosos escenarios de agua por todo el territorio estatal.
Agua Clara
Camino a Palenque, una desviación conduce a Agua Clara, ahí se encuentra un centro ecoturístico a orillas de las aguas color turquesa del río Shumuljá y donde se pueden efectuar recorridos a caballo por senderos abiertos en la selva, o sortear en kayaks los rápidos del río. Entre Agua Clara y Misoljá, la carretera que va a Salto de Agua conduce a otros centros ecoturísticos que combinan la vegetación de la selva con las maravillas del agua como son los casos de Poza Azul y Colemhá.
Misoljá
A 21 kilómetros al sur de Palenque, en el camino que va a Agua Azul. Espectacular cascada de 30 metros de altura, funciona como parque turístico con los indispensables servicios, rodeado de rica vegetación selvática con grandes árboles como chicozapotes, canshanes, caobas y palos de agua. En la amplia poza que el río colma al caer es posible practicar, con prudencia, la natación.
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