La provincia de los zoques es la más acomodada del territorio de Chiapa, se extiende hasta Tabasco,
de donde el río Grijalva transporta las mercaderías del país con toda seguridad a San Juan de Ulúa o a la Veracruz.
No deja de ser cosa admirable la diversidad de obras
y labores de los indios, siendo tal su hermosura y pulimento que podrían servir de dechados a los mejores maestros de Inglaterra. La gente es aguda e ingeniosa y de cuerpos bien
formados. El clima es caliente por las parte
de Tabasco, pero en lo interior hay parajes donde se siente mucho frío. El maíz es el principal alimento, pero
también se da el trigo, en cuanto a ganado éste abundaba en los alrededores de Chiapa. En cuanto a caza, aves y pavos ninguna se asemeja en cantidad a la de los zoques.
Thomas Gage, 1626.
Para los e viajeros de hoy, como para los españoles del siglo veo, llegar a Chiapas desde la costa del golfo o desde el centro de México, significa arribar al territorio habitado desde la más lejana antigüedad por los zoques, grupo étnico emparentado con los antiguos olmecas. En medio de valles y altas montañas, zonas cálidas y templadas, selvas altas y bajas e bosques de pinos, en el noroccidente chiapaneco, ofrece paisajes inigualables y el legado de la evangelización que se concreta en los templos del siglo XVI.
El recorrido comienza en Tuxtla Gutiérrez, la capital y mayor ciudad chiapaneca, que también muestra en el fondo de su alma la esencia zoque. Es éste un Chiapas diferente para el viajero; el mundo zoque es poseedor de una gran identidad y sentido de pertenencia. Se contaron entre los primeros pueblos alfareros y agrícolas de Mesoamérica, que en tiempos recientes han contribuido con su trabajo a las grandes obras de la ingeniería actual dentro de una comarca de ancestrales raíces y de manifestaciones culturales, cuyas memorias se han venido transmitiendo, durante milenios; costumbres que norman y han normado el modo y la manera de celebrar los actos rituales y las fiestas. La tradición que perdura hasta nuestros días.
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