No sé en que año nací. Mis padres no lo sabían, nunca me lo dijeron. Soy indio chamula, conocí el sol alláen el lugar de mis antepasados que esta cerca del Gran Pueblo, en el paraje de Cuchulumtic.
Juan Pérez Jolote, Ricardo Pozas, siglo XX.
El aroma a pinabeto inunda las tierras altas de Chiapas. Las nubes que danzan por entre las altas ramas del bosque de pinos retoman su ascenso y aclaran la vista para disfrutar del eterno verdor reflejado por los prístinos rayos solares.
Los elementos naturales y culturales de los Altos de Chiapas ubican a esta región entre las más interesantes para el visitante que busca el equilibrio entre el turismo cultural y el natural. Inundada por poblados de origen maya, esta región conserva tradiciones y paisajes que han tenido pocas variaciones desde la época colonial, teniendo como centro urbano a la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. El arte popular, la gastronomía y las fiestas particulares de cada poblado dan un colorido especial, siendo algunas de estas representaciones, el extraordinario carnaval chamula que se celebra en febrero o la Feria de la Primavera y de la Paz en San Cristóbal, que rigurosamente sucede a la semana santa.
Los atractivos naturales son también de espléndida belleza, como lo permiten comprobar las grutas de Rancho Nuevo o las de Teopisca. El ámbar, resina fosilizada con varios millones de años de formación, tiene como único lugar de producción en el país a Simojovel, digno exportador de esta joya petrificada a todos los mercados del mundo. Las etnias tzotzil y tzeltal, orgullosos descendientes de la cultura maya, conviven a la par de la sociedad moderna creando un mosaico cultural pocas veces reproducido en México, que hace de este complejo de elementos, una de las mejores opciones para el viaje por Chiapas.
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