• La capital y mayor ciudad de Chiapas es al mismo tiempo moderna y tradicional.
• En ella se encuentran lo mismo grandes hoteles y centros comerciales que extensas áreas verdes y rituales zoques.
• El mayor patrimonio construido del siglo XX en Chiapas está en ella.
• Ciudad natal de Jaime Sabines.
Una ciudad de apariencia moderna y con un acelerado crecimiento demográfico, Tuxtla siempre es adornada por la naturaleza, lo mismo en las montañas que le sirven de escenario —es la única de las capitales de los estados de la frontera sur que se encuentra ente montañas— como por la intensa floración primaveral de sus árboles que la tiñen de explosivos colores. En Tuxtla lo mismo puede uno hallarse en grandes centros comerciales que en reductos de selva como los del Zoológico Miguel Alvarez del Toro o el Jardín Botánico. Lo mismo se puede disfrutar de excelentes restaurantes y hoteles que de una parvada de cotorras sobrevolando el área urbana o encontrarse con antiguos rituales zoques como la "bajada de las vírgenes de Copoya". Una ciudad que cuenta con los servicios necesarios para satisfacer una variedad de gustos. Su gente amable y especialmente aficionada al futbol, quien asiste sin falta al estadio para apoyar a los Jaguares, equipo de Chiapas. La
catedral de San Marcos, el Parque de la Marimba, el Teatro de la Ciudad, el Museo Regional de Chiapas, el Centro de Convenciones y Polyforum y el Centro Cultural Jaime Sabines son sus principales señas de identidad. Estaciones marcadas por el calor intenso, pero también por la floración de sus árboles y las fiestas de sus barrios, sus comidas, su arquitectura vernácula, sus leyendas, su rica y variada vegetación, sus museos, la marimba, su arte público hacen de Tuxtla mucho más que un lugar de paso.
Los edificios más emblemáticos del centro de la ciudad se hallan en torno a la Plaza Cívica: el Palacio de Gobierno —edificado en los años 1979 a 1981—, el Palacio Municipal, el Congreso del Estado y la catedral de San Marcos. En la misma plaza dos monumentos sobresalen: la estatua de Joaquín Miguel Gutiérrez, héroe epónimo de la ciudad y la estatua de la Libertad, tradicional personaje del centro de la ciudad desde la primera mitad del siglo XX. En la zona central el viajero curioso puede palpar no sólo la cotidianidad tuxtleca sino también algunos de los rasgos de su patrimonio, como el edificio del antiguo palacio municipal, las capillas de los barrios como Santo Domingo y El Calvario, el colorido tradicional del mercado viejo, y los rituales particulares de la capilla zoque del Cerrito o los de la muy singular iglesia de San Pascualito, donde se venera un santo esqueleto.
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